sábado, 9 de abril de 2016

La Garra Charrua

Como los tres meses de verano paradisíaco y los nueve restantes de frío, humedad y gris. Como las mil noches de fracaso y esa única de galán. Como las cuentas que tenemos que hacer con nuestro equipo de fútbol de preferencia para clasificar a la Libertadores. Como las veces que un trámite público lleva menos que toda una mañana. Como no podía ser de otra manera, las olas en Uruguay siguen el mismo patrón de todo lo uruguayo. Es como si el océano por estas latitudes se hubieran contagiado de nuestra idiosincrasia.

Por ese sueño de estar unos segundos parado sobre el agua deslizándose a través del vasto océano el uruguayo está dispuesto a sobreponerse a mucho. Mucho.
Existe una página web donde uno pone cualquier punto del planeta que tenga costa y esta le presenta las condiciones del mar. Esta página se llama WindGuru.
Es utilizada mundialmente por amantes de la vela, la pesca y también, surfistas para conseguir el pronóstico de olas de los días siguientes.
Ojalá fuera tan fácil…
Para los que no conocen tal portal el mejor ejemplo sería compararlo con llegar a un clásico veinte minutos antes de empezar y conseguir el mejor spot de la tribuna.
Pero el uruguayo confía, cree, tiene cábalas y apuesta a que algún Dios lo va a apuntar y todo se va a dar modo anillo al dedo. Y esa es la famosa ‘garra charrua’. El decepcionarse una y otra vez y seguir saliendo un sábado de invierno a las seis de la mañana con el auto cargado de tablas para hacer 200 kilómetros en busca de la ola perfecta.
Avalado por el pronóstico de Windguru el uruguayo recorre la costa de punta a punta mientras los que hacen esos pronósticos en quien sabe que parte del mundo se revuelcan de risa.
Si simplemente hubiera una oficina para ir a reclamarle los miles de pesos de nafta, las horas de sueño hipotecadas y los malabares que tuviste que hacer para poder escaparte y encontrarte frente al más chato de los mares.

Parte del problema es también que la recompensa es muy alta. Tan alta que si por uno de esos milagros realmente se dan las condiciones predicadas por el portal web, ese día va a ser recordado por meses. Incluso años tal vez.
La perfección de encontrarse con un pico desierto en condiciones perfectas (valga la redundancia) con la complicidad de unos pocos amigos cercanos es tan excitante que todo lo vale.
Es como una droga, de las fuertes.


Y tal es el vicio que conlleva que semana a semana grupos de amigos hacen malabares en el trabajo, piden certificados médicos truchos, faltan a facultad, se pierden el cumpleaños de la suegra (con sus respectivas implicancias) y se gastan la guita ahorrada para cambiar la heladera que gotea para salir a buscar ese sueño de olas perfectas.
No importa la época del año ni el clima ni los pingüinos en el agua ni nada.
Al fin y al cabo, ¿qué es más importante? Si la ola misma o las horas y días de planificación, de añoración y deseo, de diálogos con amigos para estudiar el pronóstico, de la pasada a buscar cuando todavía es de noche, del mate en la ruta vacía y prometedora y la intriga del viaje.

Por un sueño una persona puede hacer cosas inimaginables.

Gracias Windguru por todo lo que nos das.

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