lunes, 7 de mayo de 2018

142

142 invierno 2017 - 35mm 
Un dark sentando al lado de una vieja con chismosa, un médico de ambo junto al que se mata
en el gimnasio, un plancha con la cumbia en el celular y la secretaria del estudio de abogados.
En los bondis está la verdad. Lo variopinto de nuestras vidas unidos en una lata de metal que
se desliza por la ciudad. Las razas, las mezclas, las tendencias, las culturas urbanas.

Podés pispear el WhatsApp del que tenés al lado. Lorena y la conversación con en grupo de
amigas. Los corazoncitos que le manda al novio. Cómo se enoja con la madre que todavía no
entiende cómo manejar el celular. El fondo de pantalla abrazada con la tía y su sobrina.
Fernando llegando en hora a su teórico de primero de facultad. Mochila, Termo + pegotín, camisa
desabrochada, mate recién armado y mucha ilusión.
Tenés a los raros. Los que seguro que son aliens infiltrados. Te das cuenta por las caras, y por
donde bajan.
La pendeja que muestra un poco de más, las miradas del cuarentón. El que habla por teléfono y hace saber a todos los pasajeros de sus calumnias. El que va completamente dormido con la boca abierta. El que llevó el paraguas por las dudas. La vieja rica fuera de lugar con las joyas y el pelo teñido. El que hace el signo de la cruz cuando pasa enfrente a una iglesia. El venezolano que ya se adaptó a nuestro sistema de transporte. El rasta con auriculares y camperita de Adidas.
Te das cuenta de que todos estamos tatuados. De que estamos totalmente adictos al celular. De que hay gente que realmente compra las medias 1 por 60 y 2 por 100 de los vendedores que se suben y que todos tenemos unos kilos de más.



117 Destino - 35mm



jueves, 3 de mayo de 2018

Plaza Inhumana

Pasé por la plaza y me dio frío
un silencio que raja la tierra
el viento que se arremolina sin saber para donde arrancar

Las paredes de barrio se quedaron sin eco
como sus adoquines
se sienten frías, se ven grises y secas
ya no tienen otra razón que la de aguantar

Una plaza de corazón partido
cuando puedo la esquivo intentando no mirar
a los bancos vacíos, a su fuego extinguido,
a sus lonjas sin ruido,
al páramo envalentonado porque ya no hay con quien pelear.

Sin cacique no hay tribu, sin tambor no hay sonido,
sin risa no hay vida
y veo la mía perdida cuando la veo llorar.