Cuenta que cuando
tiene tiempo juega de golero en el equipo de futbol 5 con sus dos socios y un
par de amigos más. Así se mantiene. Ahora está parado porque tiene la ciática que le molesta y
el doctor le ordenó reposo.
Ella está
de madre total. Cuando llegamos está en el sillón dando la teta. No se levanta
para no sacar al nene del trance y nos saludamos de manera incómoda con el niño que
mama entremedio.
La juventud
va quedando atrás cubierta por los kilos que metió en el embarazo que ‘no se
quieren ir’ y las ojeras negras producto de las continuas noches de insomnio.
Él está alegre
que tiene trabajo asegurado por unos años, contento porque tendrá ingresos para mantener
a la familia. Comenta jocoso que hay que ir juntando para la guardería, la
babysitter y el taller de yoga para madres que es lo que está en boca de todos
los nuevos padres de ahora.
Les dio con
lo justo para comprar la casa, sumando la hipoteca y con plata prestada a
amigos y flia que muy de a poco irán devolviendo. Se mudaron a los suburbios con
la casa a medio terminar, sin zócalos y alguna lámpara todavía con los cables
pelados colgando. Todavía se siente el olor a obra y el polvo de las paredes de
yeso que está por todos lados. Nos agasaja con un tour de la casa donde remarca las reformas que hicieron, notando
que el arquitecto es un amigo suyo que tiene un toque modernista y está muy
requerido, pero les hizo el proyecto sin cobrarles un peso.
Se jactan
de los beneficios de no vivir más en el centro y de lo rápido que llega por la
autopista. ‘En la moto son diez minutos’ dice, pero se corrige diciendo que
ahora ya no la usa más porque es peligroso.
Enciende la
parrilla e invita a unos amigos, así los ve. Pidió que le envíen
las compras del super. Recalca la comodidad que conlleva no tener que ir al
supermercado a hacer el surtido mensual. Ahora compra de a cajas, cómo para no
quedarse sin. Se ataja.
Prende el carbón y se toma un
par de cervezas de más en su jardincito a medio terminar, así no tiene que
manejar ni dejar a la mujer sola con la criatura.
Da vuelta la
carne con cierta desgana. El arte de un buen asado ya dejó de ser el foco. Con
que esté hecho ya sirve.
Cuando nos
servimos embadurna al churrasco de sal a lo cual la mujer, con el bebe en
brazos, le rezonga. Él hace que no la escucha y sigue hablando.
La charla
mientras almorzamos va de que el nene se tira unos pedos con un olor terrible,
que es así cuando se le van desarrollando los intestinos y que duerme de a
ratos. Relatan el periplo de la infección de oído. Seis días sin dormir y
llanto continuo.
Se queja de
la eliminación de su equipo en el torneo local y comenta que su partido
político perdió escaños esta última vuelta. ‘Hay que votar para cambiar las
cosas’ dice, porque ‘…la gente no entiende’.
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