Te saqué la peor foto que pude. Lo hice como si al desenfocar tu recuerdo pudiera evitar que me siguiera persiguiendo.
Sobre todo para enturbiar mis recuerdos para cuando me devuelvan el rollo. Tampoco sirvió.
Apenas entré al lugar te vi en la otra punta y le dije al Jota: "ella es la más linda de la fiesta". El concierto que fui a ver lo vi a medias. La otra mitad estaba buscando tu perfil por entre la gente. Te pedí un tabaco y hablamos brevemente. Me pasaste tu ig y te escribí unos días después. Tardaste en responder. Me dijiste que los findes imposible, que siempre estabas con cosas, pero mencionaste una fiesta clandestina y no lo pensé dos veces.
Encontrarla fue un desafío. Dimos varias vueltas por el bosque con el mandarunis. De pronto escuchamos unas palmas y vimos luces a lo lejos. Estaba montada en el medio del bosque en el Montjuic. Era de esas fiestas con auriculares. Así de cool.
Y ahí te vi y me moviste todos los comandos, de nuevo. Pasa poco que mirás a alguien y te anonada su mirada, sus gestos, su manera de moverse, su todo. Tus Dr. Martens gastadas, vestido largo sin mangas y un collarcito de oro. La simpleza de las personas más bellas.
Ni me registraste.
La primera hora se me fue viéndote de lejos. Siempre rodeada, siempre el centro. Te levantaban, te abrazaban, giraban con vos como si fueras una estrella en su órbita. Parecías feliz. Intenté imaginar quién era quién en tu mundo pero perdí la cuenta.
Pasó otra hora y nada. Quise darme por vencido e intentar disfrutar de la música. Me senté un rato y vi que te sentaste un poco más atrás. Por un minuto estuviste sola. Te saludé incómodo, girando el cuello. A la tercer frase cayó un personaje, dio un beso en el cuello y se te puso a hablar. No hablaba español.
"Vine con amigos" me dijiste, como si eso explicara todo. Me quedé sin palabras, sin espacio, sin lugar. La situación me cagó a palos. Me levanté y me fui. Era lo único que podía hacer.